El texto se presenta en calidad de crónica filosófica sobre las vindicaciones de un personaje: Eulàlia Massat. En su recorrido, la crónica ensaya la obra imaginaria de Eulàlia, la cual, según se presenta, es un ensayo performativo de ruptura del lenguaje dicotómico en torno a la visión. En el cuaderno de notas de Eulàlia Massat, según la crónica, el acostumbrado ver o no ver se transforma en un modo. El modo de ver de Eulàlia se expresa en su libreta, en el propio trazo de sus letras y dibujos, y en total ausencia de cualquier semántica de la carencia o de la falta. De esta manera, la crónica utiliza ese recurso a la libreta para poder generar un artefacto “otro”, ya liberado de esta dualidad. Mientras tanto, el recurso al alter ego libera a la autora de las constricciones de la autobiografía, en el cometido de producir un texto, no obstante, encarnado. Cuando Eulàlia cobra protagonismo y se separa de la autora, el discurso se libera de la propia condena autobiográfica y posibilita la creación del lenguaje. Esto es, la producción de una narración del modo de ver, desprovista de normatividad.